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6 pasos para que un perro y un gato se lleven bien

Si estás por agrandar el número de miembros peludos de tu familia, pero no son de la misma especie, no te preocupes. Esta guía te ayudará para que tu perro y tu gato no sólo no peleen, sino que se conviertan en los mejores amigos.

La frase de “como perros y gatos” no es del todo cierta. Los veterinarios recomiendan seguir estos pasos para evitar pleitos en la familia.

Presentaciones supervisadas

Las presentaciones pueden ser peligrosas, especialmente para los gatos porque algunos perros los consideran presas. Incluso aquellos que generalmente son tranquilos pueden reaccionar instintivamente.

A los gatos también les puede ganar el instinto y salir huyendo al sentir el peligro. Por eso, las presentaciones siempre deben ser supervisadas y manejadas con planificación, cuidado y paciencia. Y nunca dejar que ellos solos resuelvan sus diferencias porque este método es muy estresante para ellos. Hasta en las mejores circunstancias.

Preparar el terreno

Hay que comenzar trabajando en la obediencia del perro, antes de llevar el gato. El perro debe de sentirse cómodo con una correa y estar entrenado para obedecer comandos.

Darle un espacio seguro al gato

Para que el gato se sienta cómodo, debe estar encerrado en una área pequeña durante las primeras etapas. Eso lo hará sentirse seguro mientras se acostumbra a los sonidos y olores del perro. Un baño o una habitación de la casa son ideales para esto. Sólo hay que asegurarse que la habitación tenga todo lo que necesita. Su plato de comida, de agua y una caja de arena, son indispensables. Además debe tener visitas frecuentes con los miembros humanos de la familia.

El perro siempre con correa

Después de que el gato ha sido aislado unos días, se pueden empezar las presentaciones. Pero el perro siempre debe estar controlado con su correa. Hay que dejar que los animales se vean unos a otros, pero no dejar que el perro persiga al gato, ni de juego. Use los comandos de “quieto” o “sentado” para mantener al perro en su lugar. Lo más recomendable es que sea así las dos primeras semanas. Hay que asegurarse que el gato tenga un lugar seguro a donde escapar en caso de que el perro se suelte.

Nada a fuerzas

No hay que obligar al gato a interactuar con el perro. Si el gato desea mirarlo desde los rincones más oscuros de la casa, hay que dejarlo. Cuando las presentaciones sean pacíficas y obedezcan hay que premiarlos.

Hay que ir aumentado el tiempo que pasan juntos gradualmente.

Hay que aumentar el tiempo que pasan juntos hasta que el perro deje de estar interesado en molestar al gato y el gato se sienta lo suficientemente seguro como para salir de su escondite cuando esté el perro. No hay un plazo definitivo para esto porque cada animal tiene su ritmo.

*Son pautas orientativas y en caso de duda o problema consulte con un profesional.

Fuente: singular.com